sábado, 4 de julio de 2009

Kathryn Bigelow


La última película de esta excelente directora, The Hurt Locker, ha sido analizada en un articulo en The New York Times. El filme se centra en las actividades de una unidad de artilleros en la Guerra de Irak.


Según el reportaje, la película resulta incómoda para muchos críticos pues no contiene, en apariencia, un mensaje antibélico. Todo lo contrario, gracias al extraordinario estilo de la realizadora, el publico casi puede sentir el vértigo de la adicción a la guerra.


The Hurt Locker no transita por el camino de productos militaristas de Hollywood del tipo Top Gun y Transformers, pero tampoco es un sermón antibélico. Es un diagnóstico, no prescriptivo: es una mirada analítica, pero visceral, a la forma en la que la experiencia de la guerra cambia a los hombres, de qué mala manera les come el cerebro hasta volverlos adictos a ella.


Y es que según el reportaje, Bigelow sabe por qué la gente va al cine, desde que hizo aquella película de vampiros cowboys llamada Near Dark:


Fue el vehículo perfecto para que la realizadora descubriera que vamos al cine por el efecto que las películas tienen sobre nuestros cuerpos, no sólo por las ideas que plantan en nuestras mentes.


O, para decirlo en sus propias palabras, ella hace cine para:

Transportarte a un evento, o a un lugar físico, a una locación, a una experiencia o una odisea emocional que es puramente sensorial.


Artista plástica primero, profesora de arte después, investigadora en el campo de la semiología, por supuesto, la pieza forzosamente tenía que tocar el tema del género y el cine: Bigelow siempre ha llamado la atención por ser una mujer que hace el tipo de película que Hollywood reserva para hombres.


De alguna manera, su negativa a hacer el tipo de películas más asociado con mujeres sugiere que en el cine americano, al menos, género equivale a destino, para parafrasear una máxima familiar freduiana sobre el género.


Finalmente, de acuerdo con Manohla Dargis, la autora del reportaje, Bigelow, al igual que muchas otras directoras, también hace películas “de relaciones”. Sólo que en sus historias, las relaciones se expresan a través de persecusiones, paracaidismo, surf y viven y mueren en el mundo exterior. Y un puñetazo en la cara, de vez en cuando.

Fuente: http://www.blogacine.com/

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